No sabemos si el mérito es nuestro o es el efecto de los aromas que desprende los platos que se preparan, pero los talleres de cocina que se vienen celebrando todos los fines de semana, tienen los efectos de una terapia para la felicidad.
Mirad si no las caras de los asitentes al último celebrado. No necesitan comentarios, se expresan perfectamente por si solas.
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